Zeid Olutípac

Zorro está cansado...

El Susurro también lo está...

Zorro está cansado de no tener una meta...

Y la meta está cansada de no tener un zorro...

ni un susurro...

ni un fin...

La meta camina y camina...

y Zorro va más despacio...

A Zorro le gustaría saber a donde va,

también le gustaría saber si de verdad va a algún lado...

(o sí de verdad está yendo).

Zorro no sabe de números ni distancias...

Zorro no sabe de llegadas ni de idas...

Zorro no sabe de procesos ni objetivos...

Zorro sólo sabe que quiere llegar...

y sabe que lo hará...

(no sabe cuando;

ni siquiera si estará vivo para cuando llegue)

A Zorro le duele la cabeza...

y también le duele el corazón...

Cree que es un paro cardiaco...

pero sabe que su corazón ya no palpita...

Cree que es una migraña...

pero sabe que su cabeza ya no se esfuerza...

Le duele estar recordando...

(¡eso es lo que le duele!)

y es que es lo único que le queda...

Ya no tiene una casa donde refugiarse

ni un muro que lo proteja,

ya no tiene ilusiones que regar

ni una expectativa de echar camino,

ya no tiene piedras que lanzarle a la vida,

ni una vida a la que lanzarle piedras,

Lo único que tiene es muchísimos recuerdos

y una maleta cargada de sueños y miedos...

(y un par de medias)

Zorro está cansado porque no tiene camino...

porque no tiene meta...

porque la vida se le adelantó...

y porque ya nunca la alcanza...

Zorro está cansado porque su maleta es pesada...

porque sólo vive de recuerdos...

porque tiene sed de caricias

y hambre de amores...

Zorro está cansando porque las lágrimas no son ligeras...

porque el miedo no es ligero...

porque los sueños no son ligeros...

Pero la fe... la fe sí es ligera y se va con el viento

Zorro está cansado porque está cansado...

Zorro y su Susurro que nunca dejan de caminar...

Zorro que piensa que a pesar de todo...

A pesar de todo, tal vez todo esto, valga la pena...